En concreto, los futuros viajeros deberán mantener la boca cerrada y el gesto neutro para evitar la deformación de los músculos faciales que provocan las sonrisas. Este gesto de felicidad, además, contribuye a esconder el blanco de los ojos, complicando las tareas de los responsables de seguridad.
La novedad no sólo afecta a quienes obtienen el pasaporte por primera vez, sino que obligará a todos los que se retrataran con una amplia sonrisa a renovar su documento, aunque no haya caducado, pero con una expresión mucho más apropiada.
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